PREGUNTAS FRECUENTES
Compartimos
algunas de sus inquietudes
y posibles respuestas que quizás sean útiles en
casa.
· “No quiere saber nada con hacer las
cosas del Jardín.
Solo quiere jugar”
Será valioso que
le cuenten a la seño las preferencias de sus hijos/as
en cuanto a sus juegos y
rutinas habituales, para que pueda
pensar propuestas más cercanas a sus
intereses e inquietudes.
Elijan del Blog
la experiencia que consideren más tentadora para él o ella:
Hay
muchos juegos allí. Preparen lo necesario y dediquen un tiempito
a compartirla,
sin anticipar su origen.
Simplemente diciendo: “¿jugamos a….?”
Nada mejor que
un familiar querido que se ponga a jugar!!!
Terminado el juego… le
preguntarán si se divirtió.
Luego le contarán que ese juego se los enseñó la
seño…
y le mostrarán la propuesta en el blog, valorando qué buena idea
les
llegó del jardín. Lo siguiente será: ¿Buscamos otros?
Recuerden volver
a mirar las ENTRADAS MÁS ANTIGUAS.
Repetir aquellas que resultaron más
placenteras será valioso.
No se aprende haciendo las cosas una sola vez.
Repetir una propuesta los hará cada vez más expertos.
Avanzarán en confianza y
autonomía.
Y si las seños están informadas de sus elecciones reiteradas
podrán
acercarles desafíos nuevos
que sostengan la actividad… complejizándola.
· “Se enoja fácil, llora por nada, se
encapricha
con algo y no me escucha”
Estamos
transitando una situación muy compleja
que los adultos no llegamos a terminar
de entender o aceptar.
Si a nosotros/as nos pasa tener un mal día, estar
tristes,
preocupados o distraídos… es esperable y “saludable”
que las infancias
se manifiesten de diferentes modos.
Será
importante:
Responder sus
preguntas con sinceridad,
aunque la respuesta que tengamos sea “no lo se”.
No detallar
información que no nos estén preguntando.
Pedirles que nos
cuenten lo que les pasa, lo que piensan,
lo que les preocupa, lo que extrañan,
a quienes extrañan.
Compartamos con ellos algo de lo que nos pasa a nosotros.
Hagámosles saber que también extrañamos.
Aprenden de nuestras palabras y
nuestros hábitos.
Darles
alternativas desde la propia experiencia:
cuando yo me pongo nerviosa me hace
bien sentarme y respirar hondo,
me hace bien estar un ratito sola, me hace bien
hacer otra cosa,
lavarme la cara, un abrazo, charlar con papi de lo que me pasa,
etc.
Preguntarles si les haría bien charlar con otra persona:
abuelos, tíos, madrinas, padrinos, amigos/as.
Puede ocurrir que resulte en alivio y estímulo la escucha y la palabra
de alguien
que no esté en casa.
Saber esperar que
se tranquilicen.
A veces… solo necesitan un ratito,
para recuperar la calma.
para recuperar la calma.
· “Me saca el celular todo el tiempo y
se pone mal si no se lo doy”
El
celular se convirtió en el afuera, en la posibilidad
de vínculo con los
afectos. Las infancias lo usan mejor que nosotros!!!
Si bien
la virtualidad se convirtió en una necesidad recurrente,
debemos recordar que
no es saludable el uso excesivo de pantallas.
También
debemos enseñar que es un dispositivo necesario
para adultos por trabajo,
por afectos, que otro miembro de la familia
lo necesita también.
Expliquemos
primero y acordemos un horario después:
que tengan la tranquilidad que en un momento
del día lo usarán.
Recordemos que
con una sola explicación no alcanza
y que los acuerdos deben sostenerse (tanto
infancias como familias).
No
intentamos dar recetas mágicas.
Simplemente aportar con algunas alternativas
posibles.
Esperamos
sean útiles.
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