EL LEÓN QUE NO SABÍA ESCRIBIR


Propuesta de Educación Emocional.
Los cuentos alimentan nuestra imaginación y despiertan nuestra sensibilidad. 
Algunas veces también contribuyen a identificar estados de ánimo. 
Quizás un día, cuando tengamos un problema o no nos sintamos bien
algún cuento vendrá a nuestra memoria 
recordándonos en algún personaje una emoción parecida a la que estamos transitando 
y brindándonos algún modo de manejarla.
La intención del cuento que les enviamos es poner en diálogo 
qué sentimos, cuando no podemos resolver algo por nosotros mismos.
Sigan este enlace:
Luego de escuchar el cuento conversen en familia.
Les enviamos algunas preguntas que pueden abrir el diálogo:

¿Alguna vez quisiste hacer algo que no sabías? 
¿Cómo lo resolviste? 
¿Qué consejo le darías al león? 
¿Te acordás cuando fue la última vez que rugiste como él? 
Para algunas infancias quizás ayude que comencemos el diálogo los adultos,
desde nuestra propia experiencia. Ejemplo:
Yo me enojo y rujo como león cuando se me complican las cosas de mi trabajo.
O... yo rujo como el león cuando veo la casa toda desordenada.
Luego de charlarlo.
Utilizando el cuaderno blanco quienes lo tengan, o una hoja quienes no,
propongan a las infancias registrar el cuento que escucharon.
El adulto que acompañe la propuesta escribirá el título en 
IMPRENTA MAYÚSCULA en un papelito e invitará a su hijo/a 
a que intente copiarlo. 
Lo escribirá "como pueda". 
Si les pide ayuda... se la brindarán escribiendo alguna palabra por ellos lentamente, 
mientras dicen en voz alta, lo que van escribiendo.
Luego les propondrán hacer un dibujo de lo que los hace rugir como león.
Tolerar la frustración es algo que también debemos aprender.
En la etapa infantil, los niños suelen pensar que el mundo gira a su alrededor 
y que todo lo que necesiten o deseen debe ocurrir al momento que lo piden. 
Suelen no saber esperar ni reconocer los deseos y necesidades de los demás. 
Poner en diálogo la frustración será un excelente inicio 
para reconocerla y poder manejarla.

Otra recomendación para otro día:
Algunas sugerencias:
Que nos escuche nombrar lo que nos pasa: 
decir "estoy enojado/a", "esperá un ratito que me tranquilice".
Hacerle saber que hay cosas que a nosotros también nos cuestan, 
pero que las volvemos a intentar.Educar en la cultura del esfuerzo.
No resolverle todo de manera inmediata.
Hacerle saber que nos damos cuenta que está enojado/a 
y que esperaremos a que se calme, para hablar y ayudar.
Valorarle que haya superado un enojo.
Felicitar cuando persevera en algo. 
Si nos cuentan cuando algo así ocurre... 
podremos intervenir y valorar estos aprendizajes también.
Les mandamos un abrazo!!!
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